Visita Hogares Infantiles: Mi Bohío y El Jardín

Un niño que juega a las escondidas no se da cuenta que más de la mitad de su cuerpo sobresale del árbol. Otro, ha entendido que debía quedarse quieto, no que debía esconderse. Una niña más allá, se distrae con un un anillo que encuentra en medio de su correría por la calle. El que cuenta se ha detenido en el número veinte, quizá porque no sabe contar más o porque ya se aburre. Nadie sabe a qué están jugando. Y ríen. Y siguen jugando.

Carlos Skliar

 

Lucia Liévano de Espantapájaros especialista en el trabajo con primera infancia junto con  Javier Gil y María Sol Caycedo de la Fundación Liebre Lunar realizaron una primera visita a dos Hogares Infantiles en el Sur del Cesar “Mi Bohío” (Simaña ) y “ El Jardín”  (San Bernardo)  del 4 al  7 de Agosto de 2014.

Estos hogares trabajan con hasta 12 niños, en edades comprendidas entre los 2 y 5 años, en horarios de Lunes a Viernes entre 8 am y 4 pm. Sus actividades se desarrollan de acuerdo con lineamientos de Bienestar Familiar. Distribuyen su tiempo en actividades como “Vamos a explorar”, “vamos a crear”, vamos a jugar”, “vamos a bañarnos”, “vamos a merendar” “vamos s “casa”. Son hogares que desarrollan una importante labor, muchos de ellos con madres ejemplares, que son susceptibles de potencializarse en lo concerniente al trabajo creativo, lúdico y artístico.

Simaña

Una visita maravillosa a dos hogares de madres comunitarias

Después de los talleres de Arte y Educación con énfasis en primera infancia, El grupo Agro Industrial Hacienda La Gloria, Javier Gil y María Sol Caycedo de la Fundación Liebre Lunar y yo Lucía Liévano en representación de Espantapájaros  organizamos una visita a dos Hogares Comunitarios para conocer cómo es su día a día, descubrir sus fortalezas y apoyarlos en sus debilidades.

Archivo Liebre Lunar

En los preparativos para esta visita tenía muchas expectativas acerca de lo que íbamos a encontrar pues yo tenía experiencias anteriores que no habían sido muy afortunadas. Esta vez fue diferente. Leida y Edelmira López habían participado en los dos Encuentros y por su entusiasmo y participación fueron elegidas para visitar sus hogares. Cada una de ellas atiende niños entre los dos y los cinco años de edad de lunes a viernes en un horario de 8:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
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> En Simaña está el Hogar de Bienestar “Mi Bohío” de Leida —–, el primero que visitamos. Al principio los niños se mostraban callados y cautelosos con nuestra presencia pero poco a poco fueron acostumbrándose. Nos contaron cómo se llamaban, aunque ninguno se atrevió a preguntar qué estábamos haciendo allí. Nosotros también les contamos cómo nos llamábamos y les pedimos que nos dejaran acompañarlos durante el día. Al cabo de un rato  leí algunos de los cuentos que había llevado, cantamos, jugamos e hicieron con Leida algunas de las actividades que ella les tenía programadas.

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La parte de atrás de la casa está llena de árboles que le dan un poco de frescura al patio en el que hay un rodadero y una balanza, en estos juegos se puede ver el ingenio de esta madre comunitaria pues están  acondicionados para que los niños los puedan usar y aunque no parecen muy seguros los niños han desarrollados las habilidades motoras necesarias para disfrutarlos. Durante la jornada hubo varias cosas que me gustaron mucho: la tranquilidad con la que Leida maneja las situaciones de conflicto y la constancia que se observa en los límites y las normas establecidos en el hogar. La hora del baño es un momento lleno de alegría en el cual Leida juega y ríe mientras los niños se van bañando. Lluvia, lluvia va diciéndoles mientras deja caer los chorros de agua que los van enjuagando. Para ella el baño es un momento lleno de posibilidades para que cada niño se conozca, para afianzar la autonomía y para estimular los sentidos. Después cada uno se pone su ropa interior y se van a dormir y así tratar de descansar un poco del calor. Se despiertan después de una larga siesta, se toman un refrigerio y esperan a que su mamá los recoja. Cuando ya nos estábamos despidiendo al rededor de las cinco y media, nos sorprendimos al ver regresar algunos niños que volvían a jugar, según nos contó Leida eso es bastante frecuente en la semana.

Archivo Liebre Lunar

Al día siguiente fuimos al hogar de Edelmira López, llamado Hogar de Bienestar “El jardín”. En lo primero que me fije fue en la organización y la limpieza del lugar, cada niño tiene un vaso, marcado con su nombren para que tomen agua cuando quieran y el material está guardado en pequeños estantes. En el patio hay un árbol grande y unas llantas en hileras en donde los niños dan muestras de su maravilloso equilibrio y de la agilidad en el manejo de su cuerpo. Este día menos caluroso que el anterior nos permitió leer los cuentos a la sombra del árbol, comimos mandarinas y jugamos a atrapar bombas de jabón. Dispusimos algunos juguetes para que los niños escogieran con que querían jugar, unos preparaban jugos y nos ofrecían café, una niña arrullaba un muñeco y otros jugaban a armar torres con cubos de madera. De pronto unos ladridos interrumpieron el juego y se robaron la atención de todos nosotros, una lagartija cayo del árbol, soltó la cola y desapareció mientras el perro devoraba la cola todavía en movimiento. En ese momento los niños hicieron muchas preguntas que fácilmente podrían ser el punto de partida de un proyecto. Después del almuerzo jugaron un rato, Edelmira baño uno por uno y se fueron a dormir, solo que esta vez a algunos les costo trabajo conciliar el sueño lo que nos permitió ensayar nuestros “conjuros” para dormir. María Sol jugaba con palabras para relajarlos mientras yo arrullaba a uno en mis brazos cantando canciones de cuna.

Durmieron casi una hora, se fueron despertando uno a uno y también poco a poco fueron llegando los músicos del grupo con quienes Edelmira canta los viernes. Las tamboras empezaron a sonar y todos le cantaron a Sergio  Andrés por su cumpleaños. Está “serenata” fue una muestra del folklore de la región y transmitir el amor por su cultura es uno de los principales propósitos de Edelmira.

Archivo Liebre Lunar 1

En esta visita nos encontramos con muchas sorpresas. Si bien es cierto que son evidentes algunas de las necesidades que tienen en el espacio físico y que no cuentan con el material didáctico y los juguetes necesarios para trabajar con niños en la primera infancia, personalmente salí gratamente sorprendida por el afecto y la confianza que se percibe en estos hogares. Fortalecer el trabajo de estas madres con programas de capacitación y acompañamiento en los referentes técnicos para la primera infancia, favorece el crecimiento personal de las madres, de los niños y las niñas, así como el de sus familias, enriquece su trabajo y afianza el desarrollo integral de los pequeños que asisten a estos hogares.

Lucía Liévano Sánchez.

 

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